Sin saber si era
parte de la realidad o de nuestra mente, de la puerta salió un brillo cada vez
más potente, este brillo resulta ser un auténtico milagro, esa luz nos enseña
tres visiones de una vida futura que podemos disfrutar.

Otra visión era la
de un hombre gordo, sin cara, con ropa de aficionado al futbol americano,
sentado en un sofá viendo la televisión, absorto riéndose a carcajadas mientras
come palomitas, aunque muchas de ellas no paren de caer por su enorme barriga.
La última era la de
un pianista, sentado frete al instrumento, formando canciones preciosas sin
despegar su mirada de las teclas y agitando su cuerpo a ritmo del compás.
Nos miramos los
tres al unísono, teníamos que decidir entre los tres quien sería quien.
No había dudas, uno de ellos siempre había añorado ser futbolista
y el otro siempre le gustó la televisión.
La luz marcho y
ahora nuestra ropa, nuestro cuerpo y capacidades habían cambiado.
Entonces vi un
piano en el otro extremo de la habitación, me senté y toqué lo que salía para
celebrarlo. Cuándo los otros dos lo iban oyendo sintieron que la música era
preciosa, incluso más que eso, era poderosa, el efecto de las notas daba la
sensación de estar subiendo y bajando en dirección a un sonido más alto,
parecía que había creado una espiral de notas que siempre parecía crecer.
Esa noche ellos quedaron
alucinados, demasiado.
Mientras tocaba me
dejaron inconsciente, me intentaron llevar en un ataúd y cuando desperté salté
del ataúd que aún no había sido enterrado.
Los que lo velaban
se habían quedado incrédulos y no reaccionaron, nadie me pudo detener.
Salí de allí busque por la ciudad, al momento me
encontraba en un teatro al aire libre, en el escenario, el gordo americano
sentado en su sofá y al lado el futbolista rápido en una silla normal, estaban
haciendo unos coros simbólicos mientras mi melodía sonaba, la habían grabado y
ese era su espectáculo.
Indignado subí al
escenario por los camerinos, avance por el escenario hasta las cortinas que lo
cubrían todo, ellos dos estaban apegados a ellas.
Entonces cojo al
futbolista y arrastro su cabeza tras el velo, entonces saco lo mía y sigo
cantando como si no estuviese pasando nada, lo que quería era que conociesen la
cara de quien en realidad creo la melodía, quería que mi nombre fuese el autor
y no esos farsantes.
La actuación se
canceló y ellos me persiguieron, yo entonces buscaba el pergamino de la
partitura, quería poner en el que yo había sido su creador, quería que fuese
recordado así.
Entonces ellos me
arrinconaron, me quitaron todo lo que escribía y concluyeron que había perdido,
entonces cogí un vaso de agua e intente escribir mi recuerdo en el papel, al
menos la verdad sobrevivirá oculta bajo la humedad del papel.
FIN
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