12/09/15

El agua guardará el secreto

Somos tres personas dentro de una casa, estoy con dos hombres muy normales, no hablábamos más que de cosas normales pero de repente los tres nos iluminamos.

Sin saber si era parte de la realidad o de nuestra mente, de la puerta salió un brillo cada vez más potente, este brillo resulta ser un auténtico milagro, esa luz nos enseña tres visiones de una vida futura que podemos disfrutar.

En una de ellas se ve a un hombre sin cara correr por un campo de futbol a una velocidad de rayo, una velocidad prodigiosa que le hacía ser el mejor.


Otra visión era la de un hombre gordo, sin cara, con ropa de aficionado al futbol americano, sentado en un sofá viendo la televisión, absorto riéndose a carcajadas mientras come palomitas, aunque muchas de ellas no paren de caer por su enorme barriga.


La última era la de un pianista, sentado frete al instrumento, formando canciones preciosas sin despegar su mirada de las teclas y agitando su cuerpo a ritmo del compás.

Nos miramos los tres al unísono, teníamos que decidir entre los tres quien sería quien. 

No había dudas, uno de ellos siempre había añorado ser futbolista y el otro siempre le gustó la televisión.

La luz marcho y ahora nuestra ropa, nuestro cuerpo y capacidades habían cambiado.

Entonces vi un piano en el otro extremo de la habitación, me senté y toqué lo que salía para celebrarlo. Cuándo los otros dos lo iban oyendo sintieron que la música era preciosa, incluso más que eso, era poderosa, el efecto de las notas daba la sensación de estar subiendo y bajando en dirección a un sonido más alto, parecía que había creado una espiral de notas que siempre parecía crecer.

Esa noche ellos quedaron alucinados, demasiado.

Mientras tocaba me dejaron inconsciente, me intentaron llevar en un ataúd y cuando desperté salté del ataúd que aún no había sido enterrado.

Los que lo velaban se habían quedado incrédulos y no reaccionaron, nadie me pudo detener.

Salí de allí  busque por la ciudad, al momento me encontraba en un teatro al aire libre, en el escenario, el gordo americano sentado en su sofá y al lado el futbolista rápido en una silla normal, estaban haciendo unos coros simbólicos mientras mi melodía sonaba, la habían grabado y ese era su espectáculo.

Indignado subí al escenario por los camerinos, avance por el escenario hasta las cortinas que lo cubrían todo, ellos dos estaban apegados a ellas.

Entonces cojo al futbolista y arrastro su cabeza tras el velo, entonces saco lo mía y sigo cantando como si no estuviese pasando nada, lo que quería era que conociesen la cara de quien en realidad creo la melodía, quería que mi nombre fuese el autor y no esos farsantes.

La actuación se canceló y ellos me persiguieron, yo entonces buscaba el pergamino de la partitura, quería poner en el que yo había sido su creador, quería que fuese recordado así.

Entonces ellos me arrinconaron, me quitaron todo lo que escribía y concluyeron que había perdido, entonces cogí un vaso de agua e intente escribir mi recuerdo en el papel, al menos la verdad sobrevivirá oculta bajo la humedad del papel.



FIN

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