01/12/15

Combate Goldeneye


Un edificio en su centro circular, un largo pasillo daba la vuelta a una sala interna, todo estaba lleno de alta tecnología, armas y militares de una época con un desarrollo indudable, yo me encontraba en una sala pequeña usada como almacén, los soldados patrullaban, yo escondido en el almacén, aprisa he de salir, los guardias esperan tranquilos su rutina.

Uno de ellos se acerca a mi posición, es el momento, de hecho no hay otro momento, me levanto y disparo, he abatido a uno pero el estruendoso sonido a traspasado las paredes. El arsenal en el que me encontraba tenía unas enormes ventanas que daban a los dos pasillos contiguos, uno era uno pequeño, por ahí se encontraba la entrada, aunque no había puerta en esa sala, el otro pasillo era uno ancho y principal que era el centro de las instalaciones, dos guardias lo patrullaban en ese momento, miran hacia mí y dieron la alarma, un sonido ensordecedor recorría los pasillos. Yo salí al primer pasillo, bala va, bala viene, empiezo a disparar a diestro y siniestro, ellos se agachan, continuo disparando sin cesar mientras corro hacia el pasillo principal. Este tenía cada ciertos metros puertas metálicas automáticas, estas se deslizaban hacia arriba cada vez que alguien autorizado cruzaba.

En ese tramo había tres puertas, una detrás mía, otra a cincuenta metros y una lateral en medio, de la puerta lateral sale otro guardia al cual mato al momento. Con la puerta abierta y escuchando los pasos de mis enemigos acercarse por el pasillo me meto en la sala lateral.

Era una sala completamente circular, con cientos de hierros por todas partes, con un pasillo al redor y dejando en el centro una cúpula metálica con una puerta, dentro podía ver cientos de luces parpadeando y material armamentístico, tenían a su alrededor pequeñas ventanas al exterior como si quitaran unos pocos bloques de un iglú para crear un fuerte. La alarma dentro sonaba diferente, era una extraña maquina que estaba a punto de activarse, los guardias aparecía por el pasillo circular gritando y corriendo, al momento me metí dentro de la estructura, mantuvimos una larga conversación con nuestras metralletas, me agache en una esquina, la maquina seguía en alerta y esta vez había detectado el intruso dentro de la cúpula.

Antes de que me diera cuenta por una ventana un par de disparos me alcanzan, me desangro rápido, había perdido, suelto la arma y me desplomo con los brazos abiertos sobre el suelo, mientras las luces y el sonido de alerta llenaban el vació.



FIN

01/11/15

El puente



Es de noche, la poca luz con la que veo está producida por las llamas de un campo de vertedero, todo está lleno de máquinas destartaladas y llenas de oxido, es un escenario de película post-apocalíptica, en ese momento la gente está corriendo alterada usando cualquier cosa como arma dirigiéndose a el centro de lo que iba a ser una batalla campal. Yo sin embargo voy en dirección opuesta chocando con la gente, esta estaba eufórica, gritando e insultándome por huir.

Consigo salir de aquella zona de caos, estoy en mi habitación de casa, conmigo una compañera de clase de la infancia llamada Lidia, una chica alta, rubia de pelo liso y muy tímida, además de ella está mi hermano en la casa, viene de vez en cuando hablar con nosotros sobre la situación. El caso es que la situación era difícil, un tanto peliaguda, de alguna forma teníamos bajo nuestro poder un artefacto extraterrestre robado, tenía la forma y las piezas de un afilalápices de metal y en el medio había un hueco arqueado separando su base en dos pilares, como si fuera un puente, de hecho así llamábamos al objeto. El artefacto era propiedad de un alíen, una criatura que ahora nos estaba persiguiendo buscando El Puente.

Desde la habitación nos volvimos locos intentando hacer funcionar el artefacto, no sabíamos para que servía ni como se usaba, pero teníamos que hacer algo con él, le dábamos vueltas, lo golpeábamos, lo acariciábamos y nada. Mientras, a cada rato podía ver una escena de lo que le sucedía. Estaba caminando, su color rojo oscuro impregnaba todo lo que le rodeaba formando un extraño rastro, tenía dos brazos y dos piernas pero estas eran cortas, sus brazos parecían los brazos de un dinosaurio bípedo, enclenques pero con fuertes garras, las piernas eran redondas como las de un elefante, el resto de su cuerpo era una masa obesa de carne y grasa, en el centro de la misma lo que parecía un ombligo enorme, era un cráter enorme cuyos bordes se movían como músculos cerrándolo y abriéndolo, a veces parecía que intentaba hablar con esos músculos. Su cabeza era triangular, una mandíbula plana que terminaban en una pequeña punta, de su boca relucía una dentadura con la mitad de dientes desaparecidos, sus mirada era imperceptible, tenía unos parpados que parecían grasa colgando, no llegaba a verlos pero él veía a través de su propia piel.

En el momento en el que se cruza a alguien veía durante un instante el momento de sus gritos acompañados por el lento caminar de la criatura. En la habitación no nos quedaban cosas que hacer con El Puente, lo dejamos sobre un armario y empecé a buscar alguna arma, tiraba la ropa del armario a prisa hasta que encontré algo con algo de punta, era una raíz de un nabo enorme pero muy puntiagudo, estaba seco como si lo guardara como recuerdo. Entonces me dispuse a colocarme, ahí recordé algo, un vecino nuestro iba llegar esta noche a su casa, conociendo la situación vendría ayudarnos, toda ayuda era vital, miraba la hora, estaba a punto de llegar Carlos y su mujer.

Escucho el coche de Carlos aparcar entre su casa y la mía, salgo a mi balcón a gritarles cuando veo mi jardín iluminado de rojo oscuro, escasos segundos más tarde escucho dos fuertes pero cortos gritos cerca de la entrada a mi casa, de la cual solo veo el reflejo rojo.

Vuelvo a entrar en la habitación, Lidia está nerviosa pero no se mueve del pánico, miro para ella y tiro el nabo al suelo, eso es inútil y absurdo, el puente es nuestra última opción, no sabemos que hace con el pero es su poder si puede enfrentarse al monstruo. En el pasillo que da a mi habitación mi hermano le plantó cara, un corto grito y ya sentía sus pasos a un metro de mi puerta.

Con El Puente en mi mano, lo miro y cojo mi uña, la coloco en la ranura del tornillo y intento desenroscarlo, no lo muevo nada pero entonces,  una sensación potentísima me llena el cuerpo y la mente, siento de pronto que lo comprendo todo, comprendo toda mi vida y toda y cada uno de los segundo que he vivido, esa sensación al instante se expande, antes de mirar para Lidia, ya la conozco, conozco sus temores, sus sueños, todas las sensaciones que ha sentido y conozco toda su vida, a cada instante la comprensión y asimilación de lo que me rodea aumenta infinitamente, el extraterrestre estaba justo con la mano en el pomo pero antes de abrir sabía dónde se encontraba cada una de sus células. Esta sensación potentísima, desarrollo en mi una empatía suprema, comprendía tanto a Lidia que le di mi más sincero abrazo, al abrir la puerta me lance y di un abrazo al extraterrestre, pero este no pudo reaccionar, El Puente no solo me había sentido así con una intensidad ilimitada sino que mis pensamientos se clavaban en la mente de aquellos que me rodeaban, era tan poderoso que mis pensamientos formaron parte de los suyos al instante, entonces el extraterrestre no pudo pensar otra cosa que no fuese amor hacía los humanos y hacía nosotros.

El extraterrestre quedo inmovilizado con mi abrazo, perdió todo su color y hasta que se convirtió en piedra.


FIN

01/10/15

Un chaman pobre

En medio de un juego, al lado de un río y su pequeño puente de piedra, el suelo es de césped verde perfecto, podía ver cómo me movía desde el cielo o a la altura de mi cabeza pero siempre viéndome, no era exactamente yo sino una versión de mí, vestida con trapos de chaman, podía ver en el interfaz del juego como solo disponía de una sola habilidad, un cuadrado diminuto en la parte inferior derecha de mi punto de vista lo indicaba, cuando la activaba podía ver como se gastaba y tenía que esperar a que volviera iluminarse.

Estaba solo pero por poco tiempo, a cada rato una nueva criatura salvaje corría detrás mía, yo lanzaba mi habilidad y empezaba a correr escapando hasta que volvía lanzarla, acabe con cuatro así pero el último me lanzo un hechizo, me convertía en un enano con una cabeza de muñeco, entonces escapaba y cruzaba el puente. La criatura permaneció al otro lado.

Empecé a correr para cuando me doy cuenta ya vuelvo a ser yo, estoy subido a un autobús, iba en la primera fila, en el asiento del otro lado iba un viejo amigo, pasábamos concentrados en la carretera todo el camino, el conductor llevaba cierta prisa, en un momento entramos en una autopista, nos topamos con un coche en dirección contraria, el se sorprende y curva en cuando le tenemos delante, el autobús sigue recto frenando con las ruedas bloqueadas, podía ver el olor de los neumáticos quemados y su chillido, pero chocamos, le dejamos el asiento del copiloto destrozado, al segundo el conductor del autobús da marcha atrás y sigue para delante, dejando al hombre del coche aterrorizado mirando la puerta empotrada.


FIN

26/09/15

A por el siguiente nivel

Yo y un amigo nos acercamos a una plaza legendaria, era un lugar especial del que se habían dicho muchas cosas, tenía unas costumbres particulares y nunca antes habíamos ido.

La plaza era del tamaño de un campo de fútbol, rectangular también, en los bordes se había levantado una gran pared que hacía de muralla. Tenía una puerta en cada lado, eran altas, de hierro pintado de azul y siempre abiertas de par en par. En el medio a un lado había otra puerta, esta era metálica, como la de un ascensor grande.

Al entrar era un bullicio de gente por todas partes, no se entraba, era como un mercado popular masivo. Yo cruzo la plaza y a mi amigo lo pierdo de vista.

Llego al otro extremo y entonces llega la hora. Suena un timbre y todo el mundo desaloja, se llevan todo y no dejan ni un resto. Queda un vacío que solo llenamos yo y un par de chavales que como y lo estaban viendo por primera vez.

Ahora la puerta metálica estaba abierta, me acerco, dentro había otra sala y una nueva puerta metálica.

Entro por curiosidad y conmigo otro chaval que yo conozco, estamos dentro y no ocurre nada, pasa entonces otro chaval desorientado, le animamos a que entre.

Con los tres dentro la puerta abierta se cierra. Notamos como si estuviéramos en un enorme ascensor bajando. Yo miro arriba y aviso que el techo se está deformando, está aguantando tanta fuerza el ascensor que se comprime y a nosotros con él.

El techo se nos abalanza, los hierros y todo nos hace fuerza, yo me agacho y adopto una posición fuerte para resistir a lo que venga, ellos dos se vuelven claustrofóbicos, golpean a todo, se ponen histéricos y cuando ya casi no nos quedaba espacio para respirar el techo se vuelve blando y ellos escapan corriendo.

Yo me mantengo a la defensiva hasta que noto que la sala ha vuelto a su forma original, me levanto y veo la puerta que aún no se había abierto. Entro por ella un hombre vestido de blanco. “Acompáñeme a por su recompensa” dice señalando el lugar de dónde viene.

Dentro todo está pintado de blanco, el lugar estaba impoluto, noto que usan tecnologías desconocidas, todos allí parecían ricos viviendo como reyes. Al seguir a aquel hombre tengo que cruzar lo que parece un restaurante, un restaurante de alta clase con personas fuertes, no de constitución, sino de valor, valentía, eso transmitían. Al pensar noté la razón de recompensarme, había demostrado valentía en un momento crítico.


Llegamos ante el cocinero y este me da un plato lleno a reventar de champiñones fritos, “le acompañare al lugar dónde ha venido” dijo el guía.

Al volver hablo con el guía, me dice que lo que é hecho ha sido la primera prueba del valor, hay 10 pruebas diferentes, entonces te convertirás en alguien lo suficientemente valioso como para estar aquí.

Entonces fuera recupero a mi amigo perdido y nos lanzamos a pasar todas las pruebas.

Estoy en la seis ahora, mi amigo, un vecino y yo. El reto que nos marcaban era escapar de la plaza pero teníamos un duro perseguidor, una criatura antropomórfica que podía adaptar diferentes tamaños como si fuera de goma, era rapidísimo, su torso y cara no tenían un solo pelo pero tenían un permanente color azulado, la razón era que esa criatura mantenía su piel a menos 150 grados centígrados, su única obsesión era tocarnos.

Nuestra única arma era su punto fuerte, estaba a una temperatura bajísima pero no soportaba tocar algo caliente sin no era necesario. Nuestras únicas armas eran una pared que al empezar nos separaba, unos tubos de ventilación por los que intentaba entrar y un montón de pescado que llevábamos encima, los cogíamos y tupíamos los conductos con ellos, por no tocarlos daba la vuelta y buscaba otro conducto.

Corriendo me dirigía a la salida tapando conductos, al final tenía puntería y los lanzaba a distancia corriendo.

Cuándo estoy en la puerta de la salido veo mi amigo correr hacía mí, casi cerramos la puerta hasta que vemos algo que no esperábamos, vemos a mi vecino con la criatura al lado, la tenía atada, atada a sus partes viriles, el chaval tiraba de la cuerda como si intentara agarrar un toro, “Me has tocado y he perdido pero te vas a joder ahora, cabrón!”. Nosotros no sabíamos cómo hacer, la criatura aprovecho nuestro absurdo bloqueo y nos tocó. Pero volveríamos intentarlo.

Estamos ahora en la prueba nueve, la misma sala, mi amigo y yo esta vez un poco armados con navajas y cuerdas.

Al empezar ambas puertas se cierran, estamos encerrados, en el tejado se abren cuatro compuertas, de ellas se escuchan ruidos tenebrosos.

Saltan sobre nosotros unas criaturas oscuras, repletas de un moco, con pequeños tentáculos, además de las garras en sus brazos y piernas, su cabeza parecía un yelmo negro del que dejaba solo el hueco a dos ojos enormes y explanados.

La lucha fue una sangría, en total entraron nueve criaturas, les estuvimos cortando 
todo lo que podíamos, el combate fue un caos asqueroso, la sala como nosotros quedó negra, repleta de su sangre oscura, con heridas por todo el cuerpo pero aun con la navaja en el puño.

Al superar aquella prueba el guía volvió aparecer, nos invitó a entrar y disfrutar de las comodidades. Nos explicó que habían creado esta sociedad especial porque querían poder ofrecer los mejores recursos y tecnologías a la humanidad pero ellos creían en que esos avances solo debían ser dados a aquellos individuos más poderosos, aquellos cuyo valor sea alto, solo querían a los mejores.

Antes de acomodarnos le estuve preguntando al guía porque nos dejaban entrar si aún no habíamos superado el décimo nivel, ¿cuál era? ¿No había que hacerlo en la sala? Ninguna respuesta.

Comiendo en el restaurante empiezo a hablar con mi amigo a la vez que miro a las personas que allí comían. Al principio solo notaba su fuerza y rudeza pero cuánto más los observaba notaba un problema creciente. Había individuos maduros en los que se notaba fuerza y decisión pero otros, muchos otros, comían nerviosos, miraban el plato y parecían discutir con él, se llevaban las manos a la cabeza, notaba sus pensamientos. Entonces lo comprendí, habían superado las pruebas, habían hecho superado todas las pruebas pero no habían terminado de superar los remordimientos, después de ver y hacer locuras sangrientas, sentir la muerte tan cerca no es fácil y asestarla menos.


Entonces vi algo más, no solo sus mentes trastornadas, también vi el extremo del trastorno, unos hombres al final del restaurante, de lejos nadie lo diría pero de cerca noté sus caras, sus deficiencias mentales, sus locuras parecía que les había hasta deformado la cara.

Al discutir este hecho con mi amigo surge la solución, existe un décimo nivel, el último, si nadie sabe nada sobre el quizás es que no lo superaron, la auténtica prueba no es llegar aquí, si quedamos aquí terminaremos como ellos, superar el décimo nivel debe ser salir de aquí, demostrar que lo que somos va más allá de pasar una vida cómoda entre enfermos.

La solución era superar ese nivel, entonces volvemos decididos a la sala, allí solos busco en los botones la solución, la solución aparece ella sola.

La sala cierra sus puertas y nos introduce en un viaje, no nos movimos, no sé como pero abrimos los ojos de pie en el mismo lugar, pero ahora ya no había nadie, el restaurante vacío, polvo, arañas, las propias inclemencias del tiempo arrasaron con parte de la estructura, entonces lo sabemos, han pasado tres mil años.

Buscamos gente fuera y no hay nadie, revolvemos todo hasta que escuchamos algunos ruidos, lo entendemos ahora, por aquel lugar solo había aquellas criaturas del nivel nueve.

Nos volvemos a la sala, ahora nos han oído y nos persiguen, atravesamos la sala y cerramos sus puertas desde el restaurante. Desde el restaurante solo había esa salida y cuando lo comprobamos había un montón de esos seres encerrados en la sala.

No sabíamos cómo seguir y entonces el tiempo volvió a avanzar, otros tres mil años nada menos.

Ahora aún estaba más destruido todo, de hecho debíamos salir que las ruinas no nos dejan espacio, abrimos la sala y sin saber lo que hay detrás nos lanzamos con las navajas, están allí aquellas criaturas encerradas pero petrificadas, nosotros desconfiábamos, quizás ellas también habían podido viajar en el tiempo.

Cuándo les clavamos los cuchillos no respondían ni soltando sangre, excepto una que durante un instante se le iluminaron los ojos amarillos mirando hacia mí que le había lavado el cuchillo en su pecho.

Salimos a campo abierto, fuera no se nota que hubo civilización, largos campos, praderas y bosques. A partir de aquel momento vagamos por la zona. En aquella época vivamos con lo que encontrábamos y muchas veces volvíamos a viajar en el tiempo.

Tras varios viajes he historias el último viaje fue de mil años, cuándo despertamos estamos en una casa gigantes, era toda una aldea que había hecho una casa extensa para vivir todos allí. Los lugareños eran clásicos, eran antiguos aunque tenían una biblioteca con libros modernos, algún recuerdo extraño de otras épocas pero vivían de forma tradicional. Del campo, la ganadería y poco más.

Nos instalamos un tiempo allí hasta conocer a los lugareños, entonces en mi nace unas nuevas ganas de aventura, empiezo a pensar con los lugareños y mi amigo, después de tantas peripecias, lugares, momentos, criaturas y niveles, es este el punto final de nuestra vida, si valemos como personas todo lo que valemos vamos dejar nuestra vida en este pueblo alimentando vacas, no habrá algún lugar dónde podamos volver a superarnos, algún lugar dónde encontrar un nuevo reto, quizás lo siguiente por lo que podemos luchar sea la inmortalidad. Todos se ríen pero al rato reflexionan.

Ni yo ni mi amigo nunca nos esperamos que fuera posible vivir las cosas que vivimos, pero lo hicimos, si hay alguna forma de conseguirlo somos los adecuados para buscarlo.

A los pocos días el pueblo se volcó entre los que nos querían acompañar y los que se querían quedar, una mujer cuya decisión nos sorprendió fue la profesora, era experta en filosofía, la biblioteca era prácticamente solo para ella, en su rostro notamos algo raro pero no lo entendimos.

Nos reunimos todos en el horno, tras mucho tiempo era el lugar dónde se cocinaba el pan, dónde se hacían los viajes en el tiempo. Frente al horno estábamos mi amigo y yo hablando y mirando quien se apuntaba, hombres de familia, alguna mujer atrevida y algunos chavales, ahí estaba la discusión, los padres luchando por que no y ellos por que sí.

Entre mi amigo y yo reflexionamos sobre ellos, “después de vivir lo que vivimos tenemos un cuerpo joven y fuerte aún y habremos nacido hace miles de años, diez mil o por ahí, es increíble, las historias que hicimos y ahora nos unimos a unos compañeros que nunca han salido de su casa-poblado nada más que para sacar la vacas a pacer, es increíble pero el tiempo nunca se detiene”.

Justo mientras estábamos a punto de hacer el viaje en el tiempo, en el pueblo quedo en su biblioteca la profesora, uno de sus chavales, un chico que tiene la mayoría de edad pero se comporta aun como un niño que solo quiere jugar a sus historias, él se acerca a dejar un libro, la profesora se acerca a él, decidida le lanza indicadores de interés, se pone caliente frente al de forma más obvia imposible, el chico sigue pensando en sus fantasías y no se percata pese a tener sus tetas bloqueando el acceso a los libros, el chico como vino, se marchó.

La profesora decepcionada, se siente entonces como un trapo, como si no tuviera atractivo (Qué lo tenía). La profesora coge una manta y la moja con algo, coge un papel, le hace unas tiras rectangulares como las de un anuncio de alquilar un piso, se tumba sobre la manta y pone el papel sobre sus piernas cruzadas, lo moja y hace en la punta una pequeña bola, coge el mechero y le prende fuego, el líquido era inflamable y su cuerpo se rodea de llamas, empieza a gritar de dolor pero lucha por permanecer tumbada hasta que no puede luchar más.

FIN


19/09/15

Juegos Matematicos


Estábamos una amiga de la infancia, la profesara y yo caminando por el instituto.

Hoy es el día que empiezan las clases, nosotros tres fuimos los primeros en llegar, la profesora nos hace una guía por algunas clases nuevas y otras muy viejas.

Paramos en una en desuso, esta llevaba cerrada años, llena de polvo y telarañas, no tiene pupitres ni mesas, lo principal de la clase era su centro, había una estantería suspendida en el aire, sobre ella había montones de cajas con material escolar, fotos recuerdo y objetos olvidados, de entre las cosas que más me desconcertaron fue encontrar una caja llena de linternas sin usar.

Bajo la tabla que hacía de suelo para la estantería había colocadas un montón enorme de formas geométricas tridimensionales, cada una colgaba con un hilo, estaban colocadas en orden sin que ninguna tocara a las demás.

Pasamos largo rato sacando fotos de profesores y alumnos antiguos, pero lo que nos sorprendía eran la materia, “era una antigua clase de matemáticas” nos dijo la profesora, “todas las cosas que veis forman parte de juegos matemáticos, ese que estas mirando ahora es uno que intentaré haceros este nuevo año” señalando a mi compañera que miraba fijamente las formas geométricas.

“El problema que lanzamos sobre él es si sabrías como dividir el alto total de la figura imaginaria que abarca todas las colocadas”. Nos comenta la profesora.

La compañera mira pensativa, busca una forma entre las que encuentra en la primera fila y da con una grande y cubica. Entonces como si lo hiciera con la mente, adhiere a la pieza otra serie de piezas azules que recuerdan a la forma que tiene una división, una línea en ángulo de 90 grados y una forma semicircular recordando al resto.

“Muy bien, ya lo has resuelto, igual te vas a aburrir un poco en clase este año, ¿no habrás estado aprendiendo algo en las vacaciones?” Dice la profesora entusiasmada.

Mi compañera sigue mirando las formas sin decir nada, ni una mueca de alegría, yo miré las formas e intenté deducir que como lo había hecho, no tarde mucho. “Claro, coges la figura con el alto más grande y así la figura total nunca va a ser más alta que ella, entiendo”.

La profesora se limitó a asentir.

Nos movimos a otra sala, era un salón enorme y lago con un par de mesas enormes. 
Entonces el resto de compañeros va apareciendo, en cuestión de minutos la sala se llenó, en cuanto llegaban iban directos al fondo, todos tenían ganas de celebrar el año que iba empezar asaltando el enorme mueble bar del colegio.

Entre amigos y conocidos empezaron a servir licores, yo no tenía ninguna gana de alcohol entonces, cogí un vaso que me dieron con tanta pereza como los libros de clases que había sobre la mesa.

Entonces empezaron a beber, ahí observé las escenas que a mí alrededor transcurrían, un montón de actores aparecieron en escena, estaban bebiendo como nosotros pero ellos estaban en medio de una representación.

Iban vestidos como personas de finales de la edad media, representaban unas escenas en vivo de la serie de televisión Águila Roja, nos hizo mucha gracia cuando los oímos hablar, estaban hablando de política, lo supimos solo por oírles hablar del partido Compromís.

Pasamos un buen rato riéndonos de los problemas de la edad media.



FIN

12/09/15

El agua guardará el secreto

Somos tres personas dentro de una casa, estoy con dos hombres muy normales, no hablábamos más que de cosas normales pero de repente los tres nos iluminamos.

Sin saber si era parte de la realidad o de nuestra mente, de la puerta salió un brillo cada vez más potente, este brillo resulta ser un auténtico milagro, esa luz nos enseña tres visiones de una vida futura que podemos disfrutar.

En una de ellas se ve a un hombre sin cara correr por un campo de futbol a una velocidad de rayo, una velocidad prodigiosa que le hacía ser el mejor.


Otra visión era la de un hombre gordo, sin cara, con ropa de aficionado al futbol americano, sentado en un sofá viendo la televisión, absorto riéndose a carcajadas mientras come palomitas, aunque muchas de ellas no paren de caer por su enorme barriga.


La última era la de un pianista, sentado frete al instrumento, formando canciones preciosas sin despegar su mirada de las teclas y agitando su cuerpo a ritmo del compás.

Nos miramos los tres al unísono, teníamos que decidir entre los tres quien sería quien. 

No había dudas, uno de ellos siempre había añorado ser futbolista y el otro siempre le gustó la televisión.

La luz marcho y ahora nuestra ropa, nuestro cuerpo y capacidades habían cambiado.

Entonces vi un piano en el otro extremo de la habitación, me senté y toqué lo que salía para celebrarlo. Cuándo los otros dos lo iban oyendo sintieron que la música era preciosa, incluso más que eso, era poderosa, el efecto de las notas daba la sensación de estar subiendo y bajando en dirección a un sonido más alto, parecía que había creado una espiral de notas que siempre parecía crecer.

Esa noche ellos quedaron alucinados, demasiado.

Mientras tocaba me dejaron inconsciente, me intentaron llevar en un ataúd y cuando desperté salté del ataúd que aún no había sido enterrado.

Los que lo velaban se habían quedado incrédulos y no reaccionaron, nadie me pudo detener.

Salí de allí  busque por la ciudad, al momento me encontraba en un teatro al aire libre, en el escenario, el gordo americano sentado en su sofá y al lado el futbolista rápido en una silla normal, estaban haciendo unos coros simbólicos mientras mi melodía sonaba, la habían grabado y ese era su espectáculo.

Indignado subí al escenario por los camerinos, avance por el escenario hasta las cortinas que lo cubrían todo, ellos dos estaban apegados a ellas.

Entonces cojo al futbolista y arrastro su cabeza tras el velo, entonces saco lo mía y sigo cantando como si no estuviese pasando nada, lo que quería era que conociesen la cara de quien en realidad creo la melodía, quería que mi nombre fuese el autor y no esos farsantes.

La actuación se canceló y ellos me persiguieron, yo entonces buscaba el pergamino de la partitura, quería poner en el que yo había sido su creador, quería que fuese recordado así.

Entonces ellos me arrinconaron, me quitaron todo lo que escribía y concluyeron que había perdido, entonces cogí un vaso de agua e intente escribir mi recuerdo en el papel, al menos la verdad sobrevivirá oculta bajo la humedad del papel.



FIN

05/09/15

Museo-gasolinera

Camino por una calle de noche, hay gente por la calle porque son las fiestas en la ciudad, me paraba con chicas y amigos no tenía claro mi dirección.

La calle estaba repleta de comercios de todo tipo, en especial bares pijos e incluso una sala de meditación a través de técnicas orientales. Se podía ver todo desde fuera, todos tenían enormes cristaleras impolutas.

Entro en un bar donde me encuentro a dos amigos, estaban esperando en la barra a que los atendieran, me dicen que pida yo a ver si me hacen más caso. Cuándo me responden pido un trozo de pizza y un gofre, ellos sacan monedas y me ponen todas encima. Calculo como bien puedo y devuelvo las vueltas.

Estamos un rato pero yo pronto necesito salir, me tengo que ir para casa.

Cojo mi pequeño coche sin carne y voy por las carreteras secundarias en dirección a casa. Por el camino pienso en rellenar gasolina, tengo gasolina en casa pero fue comprada un poco más cara, me acuerdo de una gasolinera al lado del canal del regadío, allí me dirijo.

Es de día, no se ve a nadie en la gasolinera, deben estar dentro, decido entrar a encontrar algún encargado en el edificio que debía ser la tienda, no tenía publicidad y tenía la forma de una casa de dos pisos típica.

Abro puerta, noto que dentro es muy diferente, las paredes están bien pintadas con tonos crema, solo veo un corto pasillo y una entrada sin puertas a cada lado. Miro a la derecha y alucino, era como un museo de historia natural bellísimo, la sala que tenía delante era cuadrada y amplia, a lo largo de las cuatro paredes había expuestos bustos de madera, fotografías espectaculares e incluso alguna pantalla de alta definición reproduciendo un video, sin embargo lo más vello estaba en el centro, el centro de la sala tenía una área cuadrangular donde el techo terminaba en el sótano, tenía cuatro paredes por las que de alguna forma hacían creer que caía una cascada por sus cuatro lados, esta agua era hiperrealista y tras ella habían colocado pequeños leds de colores que iban recombinándose dando un aspecto mágico.

Di una vuelta por la sala y pase a la otra, en esta también se veían diferentes exposiciones, la más curiosa era la central, un especie de cañón antiguo cubierto por una enorme cristalera, frete a él había cinco chavalas en silencio mirando el aparato y sus móviles.

Yo cruzo la habitación mientras ellas se quedan atónitas mirándome, descubro en él una esquina una pequeña trampilla, levanté el brazo y tire de ella, cayó una diminuta escalera por la que subí, las chicas boquiabiertas no se habían atrevido a subir.

Arriba sin darme cuenta había llegado al sótano por encima del segundo piso, el suelo era de madera y era incómodo para caminar.

Al llegar al centro de la estancia se ve el suelo diferente, de repente del suelo solo veo el lugar que piso que se asienta en una viga de hierro, todo el resto del suelo se vuelve transparente, ahora estoy viendo las chicas y la cascada desde arriba. Una voz suena en la pantalla, como un vídeo promocional que empieza sin esperártelo. 

Era una mujer de pelo rubio con aspecto de presentadora de telediario, esta empieza a hablar de las propiedades e historia del lugar de esa casa reconvertida a museo-gasolinera.

Llegado a un momento en la historia habla de las propiedades lumínicas del lugar y su posición características, entonces el techo de dos aguas se abre como una ventana de par en par. Un fuertísimo rayo de luz se abre con él, el sol en lo alto del cielo irradiaba un brillo desmesurado, casi no podía mirar, me acercaba a una columna central tras la que ocultaba mis ojos al sol para poder mirar los rayos de luz.



FIN

01/09/15

Regalo furioso


En la puerta de mi casa un coche militar está aparcado, estamos alrededor de él, mi hermano, un vecino y yo. Nos habíamos propuesta arreglarlo y ponerlo a punto. Mi vecino se sube encima del tejado del coche, se tumba y abre el capo desde allí, nosotros dos nos agachamos e intentamos asegurar el vehículo para que no se mueva y para que no se dañe la carrocería decidimos traer piedras y cemento, casi sin darnos cuenta estamos construyendo una pared entre la rueda de adelante y la de atrás, solo dejamos las propias ruedas a la vista, mientras la vamos construyendo al llegar a la altura del cristal de la puerta el vecino termina de mirar lo suyo, se gira hacía nosotros y desde el tejado del vehículo nos dice que hacemos algo mal, toca con un par de dedos la pared y cae enterita.

El vecino se baja del vehículo con algo en sus manos, decía que era un regalo de alguien, era una diminuta cría de dragón rojo que reposaba dormido en sus brazos, al acercarnos a curiosear la criatura despertó, al abrir los ojos levantó el cuello, de repente su cabeza y cuello se transforman en una serpiente que espalma sus escamas, silba y nos enseña sus dientes con cara de furia.



FIN

29/08/15

Cuándo estemos muertos no habrá problemas


Una mujer bastante guapa y yo caminamos en dirección a la ciudad, me puse a jugar con ella como si fuera una niña y eso a ella le gustaba mucho.

Cuándo yo miraba para ella no sabía si la estaba viendo a ella o su hija, la trataba como si acabáramos de descubrir ayer los números.

En la ciudad nos tranquilizamos más, ya había personas por la calle y casi llegábamos a su casa.

De su casa salió el resto de la familia, su madre, su hermano y su hija. Tenemos que meternos todos en el coche de la mujer para ir al centro, perdemos mucho tiempo, indecisos sobre en qué lugar sentarse cada uno.

Yo me quedé para el final porque no sabía, cuándo están todos dentro noto algo en el suelo, lo cojo en la mano y ellos sueltan una expresión de asombro. Era una pistola, parecía autentica pero yo ya notaba que era de las que disparan bolas.

“Qué pensabais que me iba encontrar una de verdad, no me pondría a apuntaros así entonces” mientras me reía con sus caras en la punta de mira.

Entonces llega un coche de la calle y de pronto aparca a menos de medio metro del nuestro, yo me aparto de un salto pero la pistola la dejo caer al suelo.

La pistola vuelve quedar oscura, solo veía con el reflejo de la luz interior del coche.

De nuevo volví a recoger la pistola antes de marchar al centro pero entonces pasó por mi cabeza un pensamiento. “A que de alguna forma ahora sí que va a ser una pistola de verdad”.

Apalpé el suelo y noté dos objetos, con forma de dos pistolas, cogí una.

Dentro del coche alucino, la que cogí tenía un cañón cilíndrico, pesaba muchísimo, le quité el cargador. “Pero mira que balas, paren de un fusil, menudo calibre tienen que tener”.

Al entrar en la ciudad sin querer pasamos por un control policial. Asustado escondo la pistola debajo de mi camiseta. Nos detienen el vehículo, abren las puertas y sentados nos registran y cachean. La policía de mi lado encuentra mi pistola, al segundo me la devuelve. Nos dejan marchar mientras yo miro boquiabierto la pistola.

“¿Pero cómo cojones nos registran y ni me dicen nada, vosotros sabíais esto? Pero que chiste es este de dejarme pasar armas, ¿qué tengo que llevar para que me detengan?”.

Paramos en una tienda de chucherías, estaba destrozada, los cristales rotos, todo tipo de chucherías tiradas por el suelo, una máquina de batidos abierta por la mitad vertiendo un montón de azúcar pastoso, etc...

Dentro el jefe de la policía estaba gritando y pegando al dueño.
“Pero que cojones pasa aquí!” grito sin entender nada.

El agente me dice “de este dueño se tenemos sospechas de que estaba haciendo algo malo” al terminar sus palabras redobló esfuerzos con la porra sobre el hombre.

“Para! Para! Pero que haces gilipollas, como se te ocurre venir aquí a destruirlo todo, tu crees que así vamos solucionar las cosas” Entonces saco mi pistola y apunto a su cabeza.

“Y si ahora yo decido que tú eres el problema y te mato gilipollas”. A partir de ese instante todo lo que dije fue un grito de indignación. El agente miró hacia mí dando su respuesta, “no tienes por qué hacerlo, aun así si yo fuese el problema podrías hacerlo”.

“Pero sí que sois gilipollas aquí, cómo coño crees que voy solucionar algo matando a todos los que me traen un problema, no ves que no va a ningún lado, eso no es encontrar una mísera solución, eso es quitarse de encima todo lo que no funciona, deberíamos estar todos muertos para no darte problemas idiota”.

El agente no se aparta, ni tiene miedo, tan solo repetía que lo puedo matar si el causase un problemas. Lo peor fue ver cómo era capaz de creerse sus palabras. En un momento se acerca y me dice “Deja la arma y pelea con los puños, ya veremos quién tiene razón, el que no ya verás cómo aprende algo”

“Pero es que este tío tiene que ser subnormal o algo, porque tan gilipollas!”.

Tiré mi pistola, seguí insultándole y puse los puños en posición.


FIN

22/08/15

Ceremonias rituales dentro de un invernadero



Nos encontramos en un claro en medio del bosque, somos un grupo de personas reunidas para enfrentarse a un problema, la aventura había empezado.

Algunos del grupo eran personajes de la saga El Señor De Los Anillos, Gimli, Aragorn, Legolas, los hobbits y Gandalf, de alguna forma sabía que estaba en medio de la primera parte de la saga, La Comunidad Del Anillo.

Gandalf lleva el liderato, cuenta que el enemigo acaba de aterrizar en la tierra, es una raza extraterrestre, empezará su invasión a través de una plaga previa al ataque. Nuestro primer objetivo es construir en el claro una estructura, lo que será nuestro centro de operaciones y nuestra zona más protegida.

A un ritmo acelerado traemos troncos plásticos, cavamos la tierra y al final construimos un enorme invernadero hecho de diferentes tipos de madera y diferentes plásticos. La construcción es de tejado plano, la estructura tiene la forma de un cubo rectangular con una pasillo estrecho adyacente al por el que se entraba. 


Dentro se distribuyó el espacio dejando un círculo en el centro con solo tierra, el resto era hierba y plantas colocadas como en una ceremonia al redor.

Gandalf vuelve a hablarnos de la situación. En medio de sus palabras el sufre una visión, durante unos instantes el tiempo se para y todo lo que ve coge un fuerte tono verde oscuro. Lo que se veía éramos los integrantes del grupo mirar hacía Gandalf aterrorizados, entre nosotros un montón de criaturas con aspecto de trasgo, estas también miraban con terror al mago, en ambos bandos se veían los cuerpos llenos de grietas, el mago lo comprendió, si no cambiaba algo en el futuro se encontraría en esa situación, entonces tendría que usar su último poder, una bola expansiva de magia que mataría a enemigos y amigos.

Tras la visión se volvió aún más apurado, a mí me envió a un pueblo cercano.

En el pueblo la gente seguía con su vida con toda la tranquilidad, unos cuidando su huerta, unos viendo la tele otros hablando en el banco. Yo recorría las calles buscando algún indicio, había personas que no entendían lo que yo buscaba pero otras se escondían muy astutas.

Al convencer a un vecino me dejo entrar en su granja investigar, los integrantes de la familia se estaban poniendo enfermos todos de una forma sospechosa. Dentro no parecía haber nada hasta que veo algo moverse en una pequeña corte, había un ratón con una barriga enorme casi tan grande como un balón de futbol, al apoyarme en la puerta y estar cerca me sentí cansado, entonces lo comprendí, ese tipo de ratas transmitía la plaga.

Cogí una barra de hierro e intenté matarla, al principio fallaba pero al estar atrapada daba vueltas y siempre volvía intentarlo, hasta que perdí mis fuerzas, solo le golpeé una vez, su barriga se dobló como si fuera goma elástica y volvió a su posición. Los siguientes golpes si le daba eran imperceptibles.

Dejo la rata, me voy al invernadero, tienen que hacerme algo, estoy débil, me caigo a cada rato por el asfalto pero sigo, algún vecino me ayuda algún trozo pero otros sonreían, notaba que estaban bajo el control de los invasores, estaban ganando terreno.

Llego arrastrándome a la entrada de nuestro campamento, allí me llevan al círculo y me devuelven la vitalidad.

Volvemos marchar de nuevo un compañero y yo, esta vez tenemos que llevar unas vacas a un lugar seguro, apartado de la plaga.

Las llevamos y una vez cerramos la entrada repasamos el estado del cierre, cuándo me doy cuenta, miro las vacas y tienen algo curioso, eran de una raza que tenían mucha piel sobrante entre el lado derecho de su panza y la pierna derecha, formaba una bolsa colgante dónde las vacas llevaban agua y bebían cuando les apetecía.

Revisando un poste encuentro en el suelo un anillo, es un anillo grande, con una esfera de color dorado a la que están apegadas dos perlas blancas.

“Qué golpe de suerte, podemos vender esto y usar el dinero para financiar nuestra misión” dice el hombre.

Lo miro con más detenimiento y le hago un giro sobre las perlas, el anillo estaba hecho de varias piezas, dentro de la esfera había diminutas figuras oro, unas eran ramas de árboles, otras animales, un ciervo y un lobo.

De repente me doy cuenta, estas figuras colocadas de cierta manera tienen poder mágico, debemos llevarlas al círculo y hacer una ceremonia.


FIN

15/08/15

Magic incluye a Spiderman



Me encuentro a mis amigos al pie de una cama de matrimonio. Están arrodillados, acaban de terminar una partida multijugador a las cartas Magic, yo acabo de entrar en la habitación y me paro a jugar con ellos.

Me dejan el lugar que ocupaba uno de ellos y empezamos de nuevo la partida.

A la partida no solo se le añadían cartas, sino que las criaturas se representaban con unos pequeños huevos de diferentes colores y formas.

Yo en particular tenía un montón de ellos con unos dibujos que recordaban a la careta de Spiderman, además tenía varias cartas que potenciaban esas criaturas Spiderman.


La partida proseguía aunque yo no terminara de entenderla, cuando me toco jugar a mi iba usar una carta cuando me dicen que tengo que gastar mana, otra regla que ni veía.

Busco las tierras entre mi montón desordenado de cartas, gira todas las que puedo y sin enterarme de los colores de mana. Las iré todas por si acaso.

Juego la carta, una carta muy oscura, de color verde y violeta, en el dibujo había una mujer arrodillada con las manos en el pecho como rezando a un árbol que crecía dividido en tres troncos. Todo el resto era bosque frondoso.

La carta me parecía buenísima, hacía Populate con todas las criaturas tipo Spiderman, la que me sobraban, creía que al usarla pondría una criatura adicional de fuerza y resistencia 1 por cada huevo Spiderman que controlase.

Al ponerla en juego, mis amigos me dicen que esa carta es de la última edición que salió hace un mes, la tal habilidad ha cambiado de significado y hace otra cosa. Al ponerla no sé qué hacía pero me quede igual que estaba.

Desconcertado me puse a ojear las otras cartas, todas muy raras y con poco texto aunque todas tenían un grosor exagerado, como si se hicieran como los libros de tapa dura.

Una de ellas me cautivo, era de borde oscuro como la que había jugado pero todo el interior era una enorme bola de fuego de diversos colores, como un vórtice de luz que parecía engullirme.

Me levanté, no entendía el juego y ahora estaban entrado otras personas a la sala, era mi familia, venía de visita a cenar.

Antes de que me diera cuenta estábamos todos comiendo en la cama de antes, las cosas de antes habían desaparecido, en su lugar una fina y brillante cubertería.

Comimos a la velocidad del rayo, fue sentarse y volver a levantarse.

Una vez de pie empezamos a hablar con ese tono característico de las despedidas. 

Hablamos de tópicos, como estaba uno, el otro, su trabajo, sus estudios...

Hubo un momento en el que uno de mis amigos decía algo en broma y después se me agarra al cuello por detrás como si me hiciera una llave en broma.

Al reaccionar agarro su brazo y me inclino hacia la cama al segundo. Mi amigo sale volando hasta caer en la cama con fuerza, tirando algunas copas de vino y con cara de haberle disparado.

“Es broma, no ves que te lancé contra la cama que no te va pasar nada, si no estuviera ahí no te lanzaba tan bestia” explique.

Mi familia quedo desconcertada.


FIN

08/08/15

Antes si tenía sentido


Hay una tubería que cruza una jungla, parecía una tubería de gas aunque no llegue a saber que transportaba. Yo estaba hablando con un hombre que trabajaba en esa sección del recorrido, el recorrido era una enorme curva vallada con barras de hierro negro.

El hombre estaba arreglando un viejo aparato, este eran dos bujías colocadas perpendicularmente una de otra, era una simple sustitución.

Él hablaba triste, recordando lo que había sido aquel conducto, conoció a muchos que como él se habían dedicado a mantenerlo en funcionamiento. Le producía cierta satisfacción recordar los tiempos en los que había como el cientos de personas trabajando.

A mí, sin embargo, me parecía estúpido, “Porque se va sentir orgulloso de que se necesitara tantísima gente, estaban gastando su tiempo y su esfuerzo en cosas ahora automatizadas, si no tienen nada que hacer que vivan como yo, comprando y vendiendo empresas”.

El hombre me entendía pero su expresión no hablaba de tristeza por falta de dinero, más bien por falta de sentirse útil.


FIN

01/08/15

Qué pide ?

Estoy con un chaval que acaba de llegar a nuestro país ese mismo día, es de chino y me paso un buen rato con el pronunciando su nombre, Leno Tse. Al escucharlo le comente que su nombre se pareciera mucho a la palabra luna.

Emprendimos camino hacia la ciudad, allí teníamos que ir a un examen, él me decía que iba ser que en para ese examen íbamos tener que pensar mucho, íbamos tener que aprender a calcular muy bien, entonces yo le detengo “Una cosa, no es que sea tonto pero mis habilidades y recursos matemáticos son mínimos”, el me miro y retomamos la marcha.

Nos encontramos sentados esperando el examen, el profesor no nos dice nada, solo se limita a observarnos. El examen era tipo test o algo parecido, el cuerpo de las preguntas estaba aglutinado en una tabla cuadriculada y repartida de una forma caótica, por algún motivo en esta prueba estaba obligado a pensar en inglés con lo cual yo era lentísimo.

La primera pregunta era sobre una imagen que ocupaba barias celdas de la tabla, pero siempre dejando las líneas que marcaban las celdas. Miraba para ella y veía una mujer y un niño, dentro de una cuadra antigua de madera, ella carreaba abono con una carretilla al exterior. En las celdas que rodeaban el dibujo de la mujer coincidían cada una con un detalle concreto de la corte, una viga, paja amontonada, una telaraña...


Entendía la imagen pero no entendía el resto de celdas, llenas de pequeñas ecuaciones alfanuméricas, había varias columnas llenas de estas expresiones. Confuso y sin saber para dónde tirar mire a Leno como respondía al examen, había pasada todo el examen buscando respuestas y como no había enunciado entendía lo que pedía.

Leno sin embargo estaba concentrado, con su cabeza a pocos centímetros de la hoja, él escribía letras en las casillas.

Lo poco que entendía perdió el sentido. El profesor me llama la atención y paso los momentos siguientes pensando para darme por vencido al rato, volvía coger ganas y repetía el proceso varias veces sin sacar nada de mi mente.



FIN