18/02/15

La diversión esta girando

En un lugar apartado de la civilización me encontraba, por algún motivo había sido expulsado del reino y debía permanecer exiliado en un perdido pueblo. No obstante se acerco a la zona un regimiento con tambores y en formación, me informan de que el control de reino ha cambiado, me han devuelto el derecho a regresar, con una sonrisa en mi boca no me lo pienso, camino directo a la ciudad, a los pocos metros un hombre me espera, era el consejero del reino, era como el personaje de Varys en la saga Canción de Fuego y Hielo, -“como estamos después de este tiempo, que tal se encuentra el reino, quienes ganaron el control esta vez?”, de lo contento que estoy le doy un abrazo, con tal ímpetu que lo levanto en el aire, para reírme un poco más, le empiezo a dar vueltas en el aire. Su expresión cuando me acerque no cambiaba nada pero en el momento que lo levanto deja de ser ese personaje, sin darme cuenta  cuando estoy dando vueltas en el aire veo que el pasa a ser una chica con el pelo largo y liso, con una figura esbelta, sensual y vestida con un jersey azul. Yo sigo jugando con el abrazo, empiezo a correr con ella en brazos, cuanto más me divertía, cuanto mejor me lo pasaba, ella no solo se reía mucho más sino que incluso su cuerpo se transformaba volviéndose más sexy aún.

De camino a la ciudad nos habíamos reído mucho, ella camina conmigo ya con sus propias piernas, una vez pisó en la tierra sufría otra transformación, su aspecto pasaba a destacar pos una cara suave y cariñosa, aunque notaba un toque algo raro que no sabía reconocer. Acerco una mano a su mejilla, la otra a acariciando su pelo para darle un beso, cuando nuestros labios se frotan noto un extraño picor en el bordes de mis labios, como leves picos sobre mi piel, cuando nos damos una pausa para mirarnos pienso en que era eso que picaba, paso un dedo entre mi nariz y boca pensando que era mi barba de pocos días, cuando me fijo en ella lo veo, ella también tenía una diminuta barba, avergonzada y mirando al suelo me dice “ es que hacía meses que no me acicalaba para un hombre, dame un momento, nos vemos en la ciudad “ marchó a su casa, yo por mi lado acababa de llegar a la ciudad.

Contemplando el paisaje nuevo de la ciudad bajo el atardecer que se marchaba, no sabía donde iría pero durante ese momento me conformaba con contemplarla. En poco tiempo ella vuelve, con una sonrisa y su cara de dulzura, con el nuevo contacto labial comprobé lo suave que podía resultar, repetidas veces.


FIN

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