Paisaje de montañas empinadas de dura piedra, todo cubierto
de verde, un camino de tierra cruza los valles, sobre una de las pocas
planicies esperaba todo un ejército, estaba armado para la batalla pero faltaba
un general, un hombre importante para la familia noble que iba luchar.
El hombre corría solo para reunirse con sus compañeros. Un
enemigo rondaba la zona, el enemigo había enviado a un extraño ser en su busca,
una criatura amorfa de color gris, se deformaba con cada movimiento y volaba
por los valles, buscaba por cada esquina, recorría el paisaje apresurado, veloz
como una serpiente saltando sobre su presa. Durante aquellos momentos la
perspectiva estaba dentro del, solo veía lo que el miraba. Al final encontró el
camino de tierra, echa la vista al horizonte, lo ve, una armadura negra
saltando apresurada, al momento se abalanzo, lo cubrió y el cuerpo de la
criatura se fundía en la piel.
Ahora la vista parte de los ojos de ese hombre, ahora soy
ese hombre pero dentro de él se mantiene el poderoso ser, detengo mi marcha,
dirigirme allí ya no tenía sentido para mí, me separo del camino, ando por el
paisaje, pronto me encuentro con una mujer, esta mujer habla conmigo como si
compartiésemos medía vida juntos, de alguna manera decidimos entrar en un
portal que encontramos sobre una piedra, una espiral de luz que nos llevaba a
otro momento.
Lo traspasamos, estamos en el mismo lugar pero en un tiempo
futuro, era de noche, caminamos por la zona, seguimos la dirección de la
música, topamos con tres escenarios, había unos conciertos esa noche, aún
estaban preparándose, se escuchaban los instrumentos afinando y de vez en cuando algún estridente
pitido.
Mientras esperamos surge entre nosotros una discusión, ella
me decía que el agua que siempre tomaba del pozo era insana, toxica, que
necesitaba comprar agua purificada. “ No me lo creo, he bebido toda mi vida esa
agua caída de las montañas hasta el pozo, puede que con alguna riada se enturbiara
cogiendo un ligero color amarillento pero era lo más sano que podía haber “,
ella empezaba a replicar de nuevo, esta vez no escuche nada, de un altavoz salía
un largo pitido que nadie soportaba, cuando paro volvimos a discutir
aferrándonos ambos con nuestra idea de sano.
Al poco tiempo un nuevo pitido resonaba por todos los
tímpanos, este duraba unos segundos, cubrí mis orejas pero seguía insoportable
“10, 20, 30 segundos, es que no lo van acabar nunca, pero si tengo suficiente
fuerza como para acabar todos estos técnicos como nada “, me dirijo al gigante
altavoz que resonaba, le lanzo un puñetazo sin esforzarme y le dejo una huella
del tamaño de mi brazo, el ruido paro al instante, todos se quedaron mirándome
atónitos, “haber, en que dejamos el debate ?”.
FIN
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