Andábamos por la clase, hoy era el primer día, entramos en
clase antes de que llegara el profesor pero él había puesto un contestador de teléfono
sonando sobre su mesa, era la voz de nuestro tutor hablando, nombrando cada
alumno y cuál era su posición en la clase, la clase era larga, se dividía en
columnas de tres pupitres excepto la primera fila de enfrente al profesor que
solo tenía un pupitre, escucho mi nombre, me había colocado en la primera fila, me reí,
“me quiere tener solo y frente a frente, con la manía que me tiene, aunque con
lo que le hice es normal” , me siento y espero mientras la grabación prosigue,
miro por la ventana, veo en el prado que
rodea el instituto el viejo caballo propiedad del propio instituto, esta tumbado, era blanco y esquelético, muy viejo,
con una mirada cansada, su mirada se cruza con la mía y se levanta, se levanta
sobre sus dos patas de atrás, comienza a andar como una persona de forma
natural hasta que dejo de verlo por la ventana.
En la clase las bromas y risas siguen al fondo, el profesor
aún no llega, la puerta se abre entra caminando el caballo, detrás del caballo
entra el profesor con naturalidad, sentándose en su mesa, el caballo acerca su
larga cabeza en mi dirección, le acaricio la mandíbula y el animal se deja
acariñar, poco después cuando parece que se marcha, en la clase surge una
discusión incluyendo al profesor, “el caballo ya es demasiado viejo”, “hay que
ejecutarlo que está costando dinero al instituto”… Todos coincidían en su
prematura muerte pero lo que me parecía más brutal era el método que querían
usar, todos defendían el uso de un aparato, con la forma de un calibre de
precisión con dos patillas, se ajustaba y se enganchaba en sus orejas, al
activarlo en un instante su cerebro y ojos explotaban, “pero porque hacerlo con
eso” decía yo “es que hay alguna forma más desagradable, es que hasta clavarle
un cuchillo en el cuello me parece mejor”.
FIN
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